"//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js">

BUSCADOR TEMÁTICO o AVISOS CLASIFICADOS.

Búsqueda personalizada

sábado, 20 de noviembre de 2010

RAUL EFRAIN ROSALES ALVARADO

NOMBRES Y APELLIDOS:
                              RAUL EFRAIN ROSALES ALVARADO
DNI;                       Nº  17930133
LUGAR DE NACIMIENTO:  HUARAS
DIRECCION DOMICILIARIA:
     CALLE  LOS  FAIQUES s/n                                 
     MZ. J – LOT.  22 URB. LA CAPULLANA
     SURCO- LIMA
DIRECCION ELECTRONICA:
         efrain_alvarado18@hotmail.com
TELEFONO: Nº01-2719483          C. Nº 01-990243501
                     RESUMEN BIOGRAFICO
Efraín Rosales Alvarado, nace en la comunidad minera de Wínaq - Huarás el 18 de febrero de 1944.
Sus padres  Roberto Rosales Chávez y  Honorata Alvarado Maguiña.
Estudió las primeras letras en Recuay, luego la primaria y secundaria en Huarás.
Estudió pedagogía en la Escuela Normal de Varones de Tingüa-Yungay.  Se graduó de Bachiller  y Licenciado en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; ha concluido recientemente sus estudios de postgrado de  Maestría en Educación Superior en la misma universidad.
Ha promovido diversas actividades  literarias en las ciudades de Trujillo y Huarás, publicando algunas revistas como “Surcos”, “Garua” “Farola” y otras. Es uno de los gestores para la creación  en la región  de  la Asociación de Escritores y Poetas de Ancash (AEPA) que anualmente viene organizando Encuentros Literarios de Análisis y Difusión. Actualmente esta asociación está impulsando una nueva etapa de promover la lectura y la producción de sus integrantes.
 Ha publicado:
.Itinerario de un Viajante (poemas)
-Camino Rojo del Silencio (poemas)
-Canción Lejana del Árbol (poemas)
-Cantos del Cuculí Encendido (Historia y Antología del
 Huayno Ancashino)
-Sonrisas del Ande (El Humor en el Ande: Discursos   
  Populares)
-Al filo de la Quebrada (narrativa).
Por publicar:
-Peregrinación del vals (Historia del vals andino)
-Nuevo Canto del cuculí……(versión actualizada)
-Melodías y Silencios (Historia Musical de un Pueblo).
-La Soberana del Valle (Crónica Intima en DVD de la Fiesta de la Virgen de las Mercedes en Carhuás)
Viene trabajando
-Las Juntas vecinales
-Nuevos relatos andinos (narrativa)
-Los topónimos: Origen de mi pueblo.
-Compendio Testimonial Recuaino.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

DEDICACIÓN A DON ARMANDO ALVARADO EN SU NATAL./ EL PEQUEÑO ARRIERO


Fuente: 
cajacaygrupo · Cajacay "Foro Sesquicentenario" Moderadora Foro rosa.trinidad@...>

Saludos especiales para don Armando Alvarado Montoro en este día de su onomástico.
Todo un patriarca bolognesino. Nacido en Cajacay en donde vivió su infancia y luego enrumbó con su familia.a Chiquián, tierra de sus ancestros.
Reciba don Armando nuestros parbienes y, deseamos que siga acompañándonos para felicidad de sus hijos, nietos y demás íntimos sobretodo, así como de los que lo estimamos y leemos con admiración sus vivencias en este precioso artículo.
Sumo, también, el encargo de congratulaciones de su ahijado Iván Robles; quien recuerda la gran amistad suya con sus padres Darío Segundo y Magdalena, a los que vemos aquí en las diversas fotografías junto a usted: cuando pasaron la capitanía en la fiesta de Santa Rosa de Chiquián y otros, con sus vehículos de transportes o  cuando fundaron el Tarapacá de sus amores.
Gracias por querer a Cajacay, barrio de Cincoesquinas, etc. y  aprovecho para transmitirle el recuerdo frecuente de mi padre Gilberto su siempre amigo. apasionado del futbol con el selecionado cajacaino  como Ud. del Tarapacá de Chiquián, gloriosos equipos.
Un fuerte abrazo y felicidades.
-- Continuamos con la lectura de la pte. biografía tan similar a la de muchos generacionales de ustedes: 


EL PEQUEÑO ARRIERO - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

.

EL PEQUEÑO ARRIERO

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

'Padre mío, no habrá distancia que nos pueda separar, ni otras prioridades que logren evitar que este día, como ayer, nos volvamos a encontrar…. NAB 15 SET 2005.'.

De niño y de joven poco advertí la ternura de mi papá, pues mi condición de varón me predisponía a negar lo que pudiese constituir flaqueza del espíritu; es decir, sentimientos que atribuía como patrimonio de mi mamá.

Hasta me preguntaba: ¿acaso un paisano de Luis Pardo tiene derecho a ser sentimental?, !Nooo manan imaipis!, ese derecho es de las mujeres, pensaba.

De pronto tuve en mis brazos a mi primera hija, tan frágil que parecía que se me iba a escurrir de las manos. Así experimenté por vez primera ese sentimiento: ¡me había convertido en papá!. Cuando mis hijos crecieron vi en sus ojos las mismas preguntas que me hice de niño, y seguramente las mismas preguntas que mi papá se hizo frente a mi abuelo Felipe, quién partió al lado de Dios muy joven aún.

Hoy, años después, creo sin dudar, que cuando uno tiene hijos recién comprende a su padre. Los consejos, la mano firme y la mirada severa que en algún momento de mi juventud me causaron malestar, empezaron a tener sentido; pero como en aquellos años, dichos modelos no se ajustaban a mi manera acelerada de vivir, recién con el nacimiento de mis hijos los aquilaté y adopté como propios, porque de ese amor puro, oculto tras el gesto serio de mi viejo, surgió el ejemplo en toda su grandeza, mostrándome el otro perfil del sentimiento: el amor que alerta, que modera, que enseña, que quizá silencia las manifestaciones más sutiles, pero que está ahí, como un ángel guardián, dispuesto a todo, por mitigar el sufrimiento del hijo.

Y así vienen nuevos eslabones, los hijos nos convertimos en padres, abuelos y con el tiempo en bisabuelos y tatarabuelos, si Dios nos alarga la vida. Las mismas dudas, el mismo temor de no saber si aquello que estamos ofreciendo a nuestros hijos es lo más adecuado. Sólo sé que les estoy brindando mis mejores sentimientos, aquel que aún tropieza al tratar de llegar a ellos, y que todos conocemos como: AMOR.

Sé que tu amor es igual o quizás mayor al que narro de mi propio existir, porque el ser humano nace con la Bendición Divina para ser un buen padre.

A estas alturas de mi vida pensar en Chiquián, en sus hijos y en los hijos de sus hijos, es retrotraer el tiempo y sonreír recordando a los amigos y amigas de mi generación que avanza de puntillas el sendero de la tarde; pero también para agradecer con veneración a todos y cada uno de los seres humanos que con su ejemplo moldearon mi personalidad y me guiaron por el empedrado camino de la vida.
*
Mi papá Armando nació el 15 de setiembre de 1923 en un dulce hogar forjado con harina de Huaraz y levadura de Huacho, en el apacible pueblo de CAJACAY, un acogedor rincón andino a 2,600 metros sobre el nivel del mar, al que los lugareños han bautizado con orgullo: “Atenas de Ancash” por la geografía en que reposa su estructura urbana y la reconocida inteligencia de sus hijos predilectos, quienes año tras año corren presurosos al llamado del Santo Patrón San Agustín y a orar al milagroso Señor de Chaucayán.
 
A los ocho días de nacido fue bautizado en la Capilla de Cajacay, siendo su padrino don Antonio Sotelo. La ceremonia se llevó a cabo de manera anticipada, como una forma de adelantarse al Mandato Supremo del sueño eterno, ya que nació delicado de salud y con peso pluma. Unos días después se trasladó a Chiquián con mi abuelo Felipe Alvarado Garro, mi abuelita Victoria Montoro Ramírez y mi tío Rómulo Alvarado Montoro de dos añitos de edad en aquel entonces.
*
Ya en Chiquián les fue difícil integrarse al pueblo, que venía atravesando una crisis de convivencia pacífica. El germen de la política barata, la prepotencia y del abuso azotaba a los núcleos familiares que para subsistir se agrupaban en argollas y componendas que culminaban en traicioneras escaramuzas con contusos y heridos. Es así qué, ante la imposibilidad de pertenecer a un bando político sin generar malos entendidos con los otros, este pacífico grupo conformado por papá, mamá y los dos pequeños, optó por retornar a Cajacay, donde durante diez años se dedicaron a las labores de zapatería y panadería.

Barrio Cinco Esquinas (actual)
En sus pocos ratos libres de niños trabajadores y estudiantes de primaria, Rómulo y Armando hilvanaban sus sueños en las veredas de lajas y las calles polvorientas de su modesto barrio de Cinco Esquinas de Cajacay, ya sea jugando calachaquis al fútbol con pucash de chancho o a los vaqueros con caballos de madera y riendas de elástico, "matagente" con pelota de trapo, trompo de eucalipto, bolero de huarango, canga de aliso, chuncando con pushpus bayos y pintos o fabricando carritos de madera y hojalata o cazando pajaritos y shulacos con hondilla en las chacras del lugar.

Con el paso de los años Cajacay resultó un mercado pequeño para los sueños de la familia, por lo que retornaron a Chiquián, iniciando una modesta, pero pujante empresa panificadora donde los hermanitos Rómulo y Armando inauguraron el primer negocio ambulatorio de la zona, ofreciendo de puerta en puerta sus semitas, jaratantas y bizcochos, que en poco tiempo fueron los preferidos de los amigos chiquianos, huastinos, aquinos, carcacinos, llaminos, corpanquinos y roqueños. Pero esos sueños de pequeños vendedores de ilusiones, a veces era despertado por el chasquido de algún fuete que algún notable del pueblo de Chiquián hacía resonar sobre sus cabezas, haciendo caer al piso sus canastas con panes. Gracias a Dios, estos abusos no los amilanaron y siguieron labrando su futuro con la frente en alto.

De 1933 a 1937, con dos hondillas en el cuello y los bolsillos repletos de esperanza, el todavía pequeño Armando, a quien ya sus amiguitos habían bautizado con el sobrenombre de Chuqui, por su habitual uso del sombrero de paño blanco huarino, ayudó a su papá Felipe en el transporte de productos alimenticios de Barranca a Chiquián a lomo de burro y de mula. Estos viajes duraban entre cuatro y cinco días de ida y nueve días los de retorno. Dichas expediciones lo hacían con 25 animales de carga y cuatro arrieros como mínimo, entre los que destacaban los chiquianos Marcos Ñato y Mauro Ramírez, algunas veces por las rutas de Ocros y otras tantas por las de Cajacay, ruta del bandolero romántico.

Cada viaje era una odisea interminable; un día en el solitario Chonta, otro en Raquia, otro en Chasquitambo, luego en Huaricanga y por fin Tunán, última pascana del periplo, donde aguardaban pequeños camiones para trasladarlos a Barranca.
Los días de lluvia el lodo les llegaba hasta las rodillas, patinaban sus pies y los llanques impregnados de barro pesaban kilos; muchos ponchos de agua raídos y rotos por las espinas y las filudas piedras, amén de las luxaciones de tobillos donde el joven “Muchqui Valerio” hizo sus primeras prácticas con emplastos de pollo tierno, llantén, achupalla y ron alcanforado.

Iniciaban su viaje contemplando los potreros chiquianos y las chacras de dorados trigales simulando ponchos que el viento cardaba a su paso. A estas alturas el clima aun es templado. Luego viene la inmensa Pampa de Lampas Alto, ya hace frío, el ichu silba huaynos tristes y el viento baila con los pajonales; después cerros con abundante vegetación perfumada de flores silvestres escoltan el paso de los arrieros, mientras los riachuelos Macocha, Vado, Cajacay y Marca se van ensanchando sirviéndoles de guía en la dura travesía.

Durante la caminata Armando iba cazando tortolitas, torcazas, tupuc chiquitos, chacuas y vizcachas que cocinaban en improvisados fogones y consumían con sabor a gloria durante el lento y difícil viaje, que más de las veces era interrumpido por algunos malos imitadores de bandoleros, amigos de lo ajeno, quienes con la cómplice sorpresa de un zarpazo les arrebataban sus pertenencias, cubriéndose el rostro con pañuelos empapados de cobarde sudor frío.

Siguiendo la ruta del camino de herradura van apareciendo bosques de enormes moles pétreas aceradas donde el viento cambia de dirección de un momento a otro. Para cortar camino, bajan a través de angostas cornisas que el tiempo ha tallado en granito; luego vienen cerros escarpados en cuyas bajadas peligrosas los burros pierden el control golpeándose contra las paredes de los desfiladeros. Muchos cuadrúpedos quedan muertos a la intemperie con las patas mirando el firmamento, aptos para el festín de los zorros y las aves de rapiña.

Horas más abajo aparece el sinuoso río Fortaleza. Allí se observan abundantes columnas de cactus con brazos enanos y espinas que apuntan al cielo azul como dedos gigantes arañando el aire quieto de la quebrada.
En el lugar el clima es cálido y abrigador, la modorra hace presa del sufrido caminante y el sueño parece que se va y retorna en un vaivén incesante que enerva la resistencia física.
También está presente el miedo a la culebra coralillo y a los mosquitos, y pronto la cabeza afiebrada martilla: ¡paludismo!, entonces la mente apura, aunque los ojos se cierren... Y así van pasando Colquioc, entre arbustos, sauces, algarrobos, pacaes, papayas, paltos, yucas y cañaverales...
Después, y sólo después de tanto caminar venía la añorada planicie costeña. A la distancia la chimenea de Paramonga les daba la bienvenida arrojando humo negro al cielo gris. De ahí para adelante, si no encontraban un camión, atravesaban caminando Cerro Blanco y luego a torear los carros en la carretera Panamericana Norte y buscar un lugar donde asearse para arribar a Barranca con aroma a jaratanta; hospitalaria ciudad limeña que hoy está poblada por provincianos de los departamentos norteños. En Barranca, “Capital de la Solidaridad”, permanecían un par de días repartiendo encargos a los paisanos residentes, y adquiriendo productos para el retorno lento y pesado a Chiquián, que los vería llegar después de 17 días de penitencia.

Hoy, cada vez que contemplo desde el balcón de mis recuerdos los abruptos desfiladeros por donde mi abuelo, mi padre y sus amigos arrieros surcaron a pie para llevar un pedacito de la costa a Chiquián, en aquel entonces: 'puerto' de los pueblos aledaños, ahora, 'lugar de paso', elevo una oración por los viejos caminos perdidos en el tiempo, pero que se levantan como señales perpetuas de fatiga y lágrimas, conservando por siempre las energías de tantos viajeros que palmo a palmo cubrieron largas distancias con sus pesadas cargas a cuestas, dialogando a su paso con humildad y sencillez con la Madre Naturaleza que les daba todo el abrigo de sus entrañas...

En sus vacaciones escolares Armando fue testigo de cómo pieza a pieza armaron el primer vehículo automotor en Chiquián, un camión que llegó por partes a lomo de mula. Esta hazaña sin precedentes en la zona fue realizada por la Municipalidad Provincial de Bolognesi con el apoyo mecánico de don Benjamín Robles Valverde, quien desde hacía unos años venía trabajando como chofer profesional en Cerro de Pasco y las haciendas “Rontoy” y “Alpas” del norte chico. La caseta fue fabricada con clavo, madera de eucalipto y pintura al duco. Fue también don Benjamín Robles, quien con dedicación y cariño enseñó a manejar sin cobrarles ni un puñado de cancha a muchos chiquianos, entre ellos a Armando, con clases de reparación y mantenimiento de yapa. Con el tiempo llegaron los camiones de la familias Roque, Moncada, Alvarado, Aranda, entre otros comerciantes chiquianos, estrechándose de esta manera el tiempo y la distancia entre Chiquián y sus hijos residentes en Huaraz, Barranca, Huacho y Lima, con servicio adicional de pasajeros y encomiendas a domicilio, ya que en ese entonces no circulaban por la ruta omnibuses, camionetas ni automóviles.

En enero de 1939, Armando viajó a Huaraz, tierra de sus abuelos maternos, donde estudió del primero al tercero de secundaria en el Colegio Nacional 'La Libertad'. A fines del 40 el aluvión que cubrió de piedra, lodo y árboles caídos dicha ciudad, lo arrastró hasta Lima siendo matriculado en el Colegio Nacional 'Nuestra Señora de Guadalupe', en cuyas aulas estudió el cuarto y quinto de secundaria, junto a sus compañeros con quienes atravesó momentos de angustia en aquella fatídica noche donde la furia de la naturaleza serrana enlutó a miles de hogares huarasinos.
.
Al culminar sus estudios y en momentos que se encontraba inscribiendo para postular a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, su amigo chiquiano José Bolarte Pardavé, le comunicó la noticia de que su papá Felipe se encontraba mal de salud en Chiquián y solicitaba su presencia; quedando truncos sus sueños de convertirse en abogado. En esas penosas circunstancias su hermano Rómulo quien había ocupado un lugar privilegiado en su aula del Guadalupe, postulaba a la Escuela Militar de Chorrillos, donde luego de estar a la vanguardia en los exámenes, como por arte de magia ocupó el puesto 51 de 50 que lograron su ingreso.*


Como no todo es felicidad en la vida, su papá Felipe, quien pocos años atrás había sido Inca en la Fiesta de Santa Rosa, falleció el 5 de agosto de 1945 y Armando tuvo que radicar en Chiquián para ayudar a su mamá Victoria en la empresa panificadora y el transporte de camiones; mientras Rómulo, apenado por la muerte de su papá y por su frustrado deseo de convertirse en militar, se internó en el valle del Fortaleza donde arrendó el fundo Hornillos dedicándose a la producción de cereales y a la caza de camarones; años después abrazaría la profesión de ingeniero agrónomo.
 

Mamamita Victoria, abuela heroica, nos diste como legado un padre sencillo y ejemplar; nuestro mejor alimento fue el pan bendito que nos obsequiabas cada mañana. Dedicaste toda tu vida al trabajo honrado, olvidándote de la alegría de las fiestas. El cine y otras diversiones no existieron para ti; nunca te vimos llevar joyas ni maquillaje. Ni un día de reposo en la noble tarea de amasijo, ni siquiera el que te obligaba tu religión evangélica, siempre laborando infatigable, bello signo de tu paso por Chiquián que anidó tus grandes sueños de paloma. Recuerdo tu horno impecable, con palas de madera y tus estantes repletos de latas lustrosas donde dormían las semitas y los ricos bizcochuelos. También recuerdo a tus risueños panaderos Honocho, Policarpo y Rococho, a quienes poco a poco vi envejecer con sus rostros tallados por el tiempo y el sudor del trabajo honesto. La práctica piadosa fue el bálsamo para tu alma y cuerpo; fue un sublime ejemplo de entrega que nos enseñaste desde niños: ¡dar, siempre dar, fue tu consigna siguiendo el ejemplo de Jesús¡; hoy tus oraciones y tus cánticos con trompetas que resuenan en el cielo nos arrullan como poemas celestiales. Por todo ello, nunca podré agradecerte por el gran padre que nos diste y porque en tu casa estudié mis cinco años de educación secundaria.
*

Así continuó Armando su vida en los cuarentas: fiestero, chupacaña, futbolista y camionero, entre Chiquián, Huaraz, Barranca, Huacho y Lima, siempre procurando el bienestar, no solamente de sus numerosos hermanos, sino también de los chiquianos y los amigos de los pueblos vecinos, con quienes siempre fue solidario y leal compañero a cambio de una linda amistad y cariño sincero que mantuvo, mantiene y mantendrá. Una vez le pregunté si sus compañeros de viaje pagaban pasaje. Él, risueño como siempre, me dijo: 'el servicio de pasajeros de panagra (baranda) no, pero el transporte de carga sí, sino me iba a la quiebra'. ¡Y qué hay de los pasajeros de caseta!, le retruqué. 'También gratis, porque ahí sólo viajaban mujeres y chiuchis', me dijo contemplando el horizonte con sus ojos brillantes...
*

En 1948 contrajo matrimonio con Teresa Jesús Balarezo Calderón, con quien tuvo siete hijos: Mirtha Victoria, Arnaldo Armando (fallecido), Armando Arnaldo, Felipe Segundo, Catalina Teresa, Elizabeth Victoria (fallecida) y Edith Victoria. Desde los cincuentas a los setentas se dedicó en cuerpo y alma a supervisar los negocios de su mamá Victoria, a administrar una tienda comercial y al transporte de ganado, productos de pan llevar y minerales hacia Lima, y de retorno a Chiquián, productos manufacturados de la costa para abastecer las tiendas de la localidad y las poblaciones cercanas; todo ello, atravesando la difícil geografía ancashina, que para ese entonces sólo contaba con una vía de penetración afirmada y encalaminada, donde las ruedas traseras del camión, de vista a los precipicios, salían sobrando.


También se dedicó a compartir con sus compañeros del Tarapacá la responsabilidad de organizar la fiesta de Santa Rosa en la década de 1950, participando como Capitán, Abanderado y Acompañante, con un chinguirito en una mano, con una cerveza en la otra y una palla en cada brazo durante las pinquichidas y las huaylisheadas que se desarrollaban de Umpay a Quihuillán y de Jircán a Shulu; aunque no faltaban las serenatas con arpa y violín, techas de casas con huarastucoj, pinkullo y roncadora, así como los felices encuentros nocturnos en el “Video Pub” de Penco donde Bellota, Jacinto Palacios y Cañita cantaban tangos gauchos, boleros cantineros y huaynos llorones con guitarra y cucharas.
Asimismo fue Gobernador, Sub Prefecto, Comunero y uno de los más entusiastas fundadores del ecológico Tarapacá de sus amores, equipo de fútbol donde militó por muchos años con su zurda prodigiosa, ganando trofeos a lo largo y ancho de Ancash y los pueblos colindantes de Huánuco, junto a sus compadres de la verde, el chinguirito y la cerveza al polo; solo que de las copas ganadas nadie sabe dónde están, seguramente algunas sirvieron de tiestos, otras de ollas y tal vez una que otra de bacinica o tal vez un buen samaritano las donó a algún equipo anémico de triunfos, todo es posible en la “Incontrastable Villa”. En una oportunidad le pregunté si su equipo ganaba todos los partidos. 'Es una ofensa que preguntes eso hijo, pregúntame por cuánto era la goleada... ', me dijo y lanzó una carcajada a la brisa del recuerdo.

Como experimentado lazador de toros para transportarlos a la costa, ingresó muchas veces a los ruedos de los pueblos de la provincia, saliendo victorioso, hasta que una tibia tarde taurina de Santa Rosa (3 SET 63) fue gravemente herido en el cuadrilátero de las mil palincas de Chiquián, y elevado al cielo eternos segundos por los chuecos pitones de una vaca machorra de Jahuacocha que lo encontró en su loca carrera mirando distraído a una palla de Obraje. Lo curioso de aquella tarde de vacas locas, no de arena, ni de cal, sino de tierra que raspaba como lija, estuvo más sobrio que nunca, pues desde el primero de enero de 1960 para adelante nunca más se metió un trago a excepción de un caramelo de licor y otro de menta para endulzar los sentidos. Desde aquel entonces colgó el poncho y la bufanda en la plaza de toros de Jircán. Hoy torea a los bravos en el plato, bien condimentado, encebollado, con abundantes papas fritas y dos huevos montados sin sus yemas, para evitar el colesterol elevado.

En agosto del 64, después de una semana de cólicos estomacales fue internado de emergencia en la clínica Good Hope. Allí los médicos lo desahuciaron debido a una severa septicemia producto de una apendicitis que lo consumió segundo a segundo hasta llegar a pesar 39 kilos pijama y todo; pero para asombro de los galenos, cuando ya elucubraban con una inminente necropsia, se levantó como el Ave Fénix y a los dos días reapareció en Chiquián manejando su carro azul. Sus amigos al verlo no lo reconocieron, porque parecía una calavera parlante al volante. Un año después, en ese mismo vehículo, fue hallado inconsciente lejos de la carretera en Pampas Chico cerca de Conococha (4,100 m.s.n.m), sentado con la cabeza pegada al timón, al lado de su amigo Turco. El lento envenenamiento subiendo Raquia, Vinuc, la curva de Huambo, Incahuaganga y Chojlla, fue ocasionado por la rotura de la matriz del tubo de escape del motor, de donde salió monóxido de carbono e ingresó a la caseta dejándolos morados con aroma a panteón... al cabo de unas horas de cuidados intensivos, asistidos por las manos generosas de Víctor Tadeo Palacios, reaccionaron ambos y continuaron el viaje vivitos y coleando. Lo anecdótico fue que no se acordaron de nada y esa misma noche retornó a Lima con cien sacos de mineral del profesor Manuel Roque Dextre y veinte chipas con quesos de Tallenga de la familia Ramos Ibarra.
*


A mediados de los setentas se trasladó a la ciudad de los reyes, donde impulsó la formación de empresas de transportes de pasajeros en Lima, Callao y Ancón, con su hermano Santiago y su primo Pancho Alva, actividad que cumplió hasta 1995 en que fue atraído por el aroma a tierra mojada por la lluvia y a musgo verde de la cascada de Putu, retornó a Chiquián para cumplir uno de sus más bellos sueños, reconstruir con ayuda de su esposa Jesús y su hijo Felipe, la casa materna que mamamita Victoria construyó con mucho sudor y prestó de todo corazón por más de 30 años y que fue casi devastada por los tinyacos del Coronel Bolognesi y los shulacos del Instituto Agropecuario, así como por los detenidos del Puesto de la Guardia Civil y los internos de la Cárcel de Chiquián, que habitaron la casona.

Desde el viaje eterno de su esposa Jesús el 20 de febrero del 2002, radica entre Lima y Chiquián. En Lima como consejero espiritual de sus hijos, nietos y bisnietos, también como lector de la sección modas y pasarela de los diarios matutinos, y en las noches como comentarista familiar de reportajes televisivos de la política chicha y la farándula chola. En Chiquián administra media docena de chacras con muros de piedras y hualancas y un próspero hospedaje popular estrellado, que más que ganancias le da satisfacciones por los servicios prestados a los sufridos viajeros que hacen escala en 'Espejito del Cielo'.
'Don Arman', como te llamamos de cariño, en este bello día cumples 83 setiembres primaverales, eres el segundo hijo del matrimonio chiquiano Alvarado Montoro, de cuyo sólido tronco también nacieron los finaditos Rómulo, Ela, Telmo el crespo, Hilda, Medardo, Telmo el lacio, Adolfo y Betty. Hoy nos acompañas en este amado mundo con tus queridos hermanos: Chela, Abel, Edivia, Chanti e Imicha. Un fuerte abrazo papá, te queremos mucho.
A NOMBRE DE TUS AMIGOS, HIJOS, NIETOS Y BISNIETOS. MUCHAS GRACIAS POR TU EJEMPLO Y TU CALOR COTIDIDANO, CUAJADO DE DATOS SOBRE TU LARGO ANDAR BOLOGNESINO CON LOS QUE ALIMENTO MI AUTODIDACTA PLUMA. QUE DIOS TE COLME DE BENDICIONES'.
Nalo 15 SET 2005
Cajacay
.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Livio Gómez Flores


Fuente: 

CHIQUIÁN QUERIDO / Blog de Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

Llaclla, Bolognesi, Ancash 14 ENE 1933 - Tacna , 16 AGO 2010
Livio Gómez Flores, (AncashPerú, 1933 - TacnaPerú, 2010) fue un reconocido poeta peruano y catedrático. Fue profesor emérito de laUniversidad Nacional Jorge Basadre Grohmann de Tacna, desempeñándose como Secretario General en tres periodos rectorales. También fue distinguido con la Medalla de la Ciudad (1991) y con la Medalla de la Cultura (1996) de Tacna. Académico Correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua desde 2007. Ganador de varios concursos poéticos a nivel nacional. Con artículos, notas y poemas colaboró en algunas revistas y suplementos y en diarios de Lima (Letras Peruanas, El Dominical, El Comercio), de Tacna (Jaimito, Correo) y del extranjero (Cuaderno Literario Azor, Barcelona; Rimbaud Revue, Planet-Francia; Vida Universitaria, México). Falleció en Tacna en 2010.
Primeros años
Hijo de Gregorio Gómez y Nicerata Flores Moreno. Nació el 14 de enero de 1933. Establecido en Lima, cursó educación primaria en la Escuela República de Colombia (1943-1944), el Colegio de Santo Toribio (1945), la Escuela Municipal de Chosica (1946-1947) y una escuela nocturna (1948); y la educación secundaria en las secciones nocturnas del Colegio Nacional Alfonso Ugarte (1949), el Colegio Nacional de Chosica (1950-1951) y la Gran Unidad Escolar Ricardo Bentín (1952-1953). Luego ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde siguió (1955, 1957-1960, 1968-1969) los cursos propedéuticos de la Facultad de Letras y el ciclo profesional de la Facultad de Educación, en la cual obtuvo el grado de Bachiller en Educación (6-II-1976) y título de Licenciado en Educación Básica Regular (16-II-1976); y durante aquellos años de estudiante mereció dos primeros premios en poesía, en los Juegos Florales de la U. Católica (1959) y los Juegos Florales Universitarios promovidos por la Universidad Nacional de Educación (1968).
Tras prestar sus servicios en el Banco Wiese (1952-1955) y el Banco de la Unión (1956-1964), pasó a ser ayudante de la cátedra de Castellano en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Agraria (IV-1965): y sucesivamente fue destacado a las escuelas de peritos agrícolas que ésta regenta en Huancayo (VIII-1965), Urubamba (IV-1966) y Tacna (VIII-1966). Nuevamente en Lima, fue administrador de la revista Amaru (IV a XII.1968) y docente en el Colegio Hans Christian Andersen y la Academia Brown (hasta VII-1970); y retornó a Tacna, donde se incorporó a la redacción del diario Correo (VIII-1970 a X-1976) y ejerció la docencia en la Escuela de Peritos Agrícolas (IV-1971 a VIII-1976) y el núcleo educacional Alto de Lima (VIII-1976).
Carrera como escritor

Desde el año 1959 empezó a ganar premios habiendo obtenido los siguientes: Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales de la Universidad Católica en 1959; Mención Honrosa en el Concurso “El Poeta joven del Perú” 1960 (el Primer Premio lo compartieron Javier Heraud y César Calvo); Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales Universitarios 1968, organizados por la Universidad Nacional de Educación; Premio “El Mejor Poeta Chalaco” 1968 en concurso organizado por la Casa de la Cultura del Callao; Mención Honrosa del Premio Nacional de Poesía “José María Eguren”1969; y Mención Honrosa del Premio Nacional de Poesía “José Santos Chocano” en 1971.
Pertenece a la llamada "Generación del 60" de la literatura peruana.
Época reciente

Profesor emérito de la Universidad Jorga Basadre Grohmann de Tacna y Académico Correspondiente de la Academina Peruana de la Lengua desde 2007. Livio Gómez falleció en Tacna el 16 de agosto de 2010.
Estilo

Uno de los grandes temas de sus poemas es el uso competente del idioma. La ortografía es el centro de "Arte de puntuar"; y la redacción, de "Toda redacción es una prueba de fuego", en que postula ideales expositivos que concuerdan con los consejos que brinda sobre la escritura poética en "Artesanía poética", "El poema y sus alrededores" y la sección "Tinta y espacio" del libro "Quebrantamientos". Con imágenes y metáforas caracteriza al punto, la coma, el paréntesis, la expresividad poética, etc.; con sabor a máximas, condensa sus normas de redacción y estilo: "Él me confiesa /que escribe y escribe / para ganar la inmortalidad. / Yo le aconsejo / que corrija y corrija / para ganar mi aprobación" (p. 219).
Revistas literarias

Ha editado: In Terris (6 números, 1967-1978), revista de poesía; y Contexto (4 números, 1977-1980).
Reconocimientos
Fue distinguido con la Medalla de la Ciudad (1991) y con la Medalla de la Cultura (1996) de Tacna
Académico: Academia Peruana de la Lengua

El 10 de noviembre del 2007 ocurrió un acontecimiento novedoso en la historia de la más que centenaria Academia Peruana de la Lengua: se incorporó el primer académico correspondiente que no reside en el extranjero (la fórmula habitual), sino en las provincias del Perú. Previamente, el 28 de agosto del año mencionado, en asamblea general de dicha corporación, fueron elegidos, como los primeros académicos correspondientes que residen en provincias, Livio Gómez (Tacna) y José Ruiz Rosas (Arequipa). De los dos, Gómez concretó primero su incorporación. Pronunciando el discurso correspondiente en una ceremonia realizada en Tacna, presidida por el actual director de la Academia Peruana de la Lengua, el poeta, crítico y profesor universitario Marco Martos.
Otros
Sus poemas han sido traducidos a siete idiomas.
Entre sus principales obras poéticas están:
  • "Infancia del olvido" (1960)
  • "El día incoporado" (1962)
  • "Fraternidades y contiendas" (1968 y 1974)
  • "Cómo aprovechar la lección" (1969 y 1976)
  • "Devolverles la mirada" (1970)
  • "La violencia y el camino" (1976)
  • "Cuerpo de la dicha " (1978)
  • "Quebrantamientos" (1982)
  • "Para ti, madre " (1982)
  • "Letras de abril" (1999 y 2007)
  • "Alrededores" (1960 y 2007)
  • "Poesía, una historia de locos" (1989)
  • "Material de lectura" (1989)
  • "Selección arbitraria" (2010)
Fuente:

http://es.wikipedia.org/wiki/Livio_G%C3%B3mez




'Nuestro Padre, que con amor inefable creó al hombre y en la resurrección de Cristo otorgó a los creyentes la esperanza de resucitar, nos conceda su bendición y consuelo'..