por Julio Olivera
Era La joya de oro y de rubi del pincel, la alondra auroreal de los jardines de Yungay. Dama exquisita y bella, el númen del ensueño y la fantasia más pulcra que un verso....Sensitiva, mística y soñadora.
La pasión lo bello y la delectación de a pintura,nadie como ella con su fantasía arrobadora exaltaba el paisaje yungaino con su creación artistica logrando estampas geniales.
Teófilo del Castillo, aquél pintor Carhauasino y Max León, fueron como: Félix Chavez, maestros, donde Julia Tello captó su escuela y su pincel trazó espacios luminosos, fondos sonoros de perspectivas indefinibles y claroscuros hechizantes.
Un presentimiento de desolación influia en el tono de sus óleos, de alli talvez su afición a los tintes violeta, por el azul rosa o naranja que traducian la nostalgia del paisaje o la tribulación del dolor. Aquél pensamiento de fatalidad la llevó a crear un lienzo “
Su pintura era la pintura del presentimiento, de aquellas aguas trágicas y convulsas que arrazaron con Yungay, mientras los sobrevivientes oraban contritos y el Cristo Redentor del Cementerio se ergia exhortando la fe y la esperanza.
Julia, pues fué asediada por aquél torvo y mordaz alúd del 31 de Mayo de 1970, pero no logró empañar ni la gloria ni la belleza de tan lúcida y singular mujer. Se perdió en la donosura de julia Tello un tesoro inestimable. El arte fué luxado y su recuerdo son la plegarias que avivan la esperanza de que en el cielo seguirá pintando estampas, para el orgullo de los suyos y para rabia del alúd.
Aquella sensitiva paleta que trazara lineas argentadas en los arreboles áureos, pintara ángeles y querubines con tintes de flores yungainas.. Nacida un 23 de Agosto de 1937, hija de Doña Julia Olivera Arias y de Don Antonio Tello, casada con David Olivera Angeles, con 5 hijos, que también se inmolaron con ella. Cursó estudios en el Colegio Santa Inés de Sales y terminó en Lima en
Al candor de sus lienzos le venia el pudor de su alma, es decir de aquella flor de santidad que cultivan las ninfas para cautivar a los ángeles. Una impresión de irrealidad daban a aquellos lienzos una expresión de idealidad y de ensueño. Y lo que más la hacia inefable era su dulzura virginal que alfombraba su alma como una alborada. Manos liliales, hecha de azahares y de jazmines, manos cristalinas hechas de brillantes, de manos aterciopeladas como de plumón de cisnes, dignas para la pintura y para implorar en las plegarias y providenciales para ofrecer al prójimo.
Asi como cada color esta cargado de una especial emotividad y en cada tono va impostado su emoción espiritual, asi en las pinturas de Julia Tello hay un marabilloso hálito sobrenatural. El pintor y el músico que combinan la gama de los colores y el tono de los arpegios; el escultor y el orfébre que aprehenden el iris y la apoteosis de la linea y los poetas y trovas que laudan la belleza ideal, son los únicos que podrian saber de que elementos le venia a Julia Tello aquella radiante y soberana pasión y de que poder emanaba aquella gracia de sus acuarelas y aquél magnético eflubio. Pero ni aquellos artistas ni ningún otro genio podrian haber sabido lo que los magos y los éngeles en sus cuadros sabian de donde provenia tanta hermosura.
Vivia floreciente con los sentidos atentos a la armonia de la belleza y con el alma absorta en la admiración celestial. Vivia enamorada, es decir vivia de la pintura del verso, de la melodia de la música y de la escencia de su pincel, embriagada de inocencia y bondad que la hacian seráfica y divina. En que lontananzas se posaron sus ojos para engarzar la luz de sus pinturas y la poesia de los crepúsculos?. De qué fuentes de armonia y linea captó aquella marabilla de bondad y pureza que normó su vida ejemplar? Que hacen que sus recuerdos séan etéreos.